Uno de los componentes principales por los que la gente sobrevalora lo que hace es porque saben el trabajo que les costó hacerlo.
Esto es muy parecido a como valoras el dinero si lo obtienes fácilmente (un regalo, mesada, domingo, lotería, etc) a que si lo obtienes mediante tu trabajo y esfuerzo.
Esto mismo se puede transferir a la hora de vender tus productos y/o servicios.
Si logras mostrarle a tu cliente la cantidad de tiempo y esfuerzo que tomó realizar tu producto o aprender tu profesión, esto hará que valoren más lo que tú estás vendiéndoles.
Por ejemplo, un cerrajero contaba qué al estar aprendiendo su oficio, usualmente, rompía los candados y tardaba alrededor de 1 hora en hacer el trabajo.
La gente le pagaba lo que él pedía y quedaban contentos.
Ahora que es experto tarda 2 minutos y deja los candados intactos, sin embargo, los clientes reclaman el alto costo de su servicio.
Aquí se ve el efecto “sangre, sudor y lágrimas” descrito por Dan Ariely.
La gente se siente mejor de pagarle al cerrajero si lo ve trabajar 1 hora y sufrir con el candado que si lo ve hacerlo en 2 minutos e irse.
Por eso es importante saber comunicar el esfuerzo que toma hacer una actividad.