Es un sesgo cognitivo descubierto por Dan Ariely (Duke), Michael I. Norton (Harvard) y Daniel Mochon (Yale).
A través de varios experimentos encontraron que el trabajo podía ser suficiente para sobrevalorar una creación.
En otras palabras: las personas sobrevaloran sus creaciones (incluso si estaban mal construidas).
En una entrevista posterior, Dan incluso menciona que este efecto se encuentra en la relación padres-hijos, haciendo hincapié en qué la crianza de un hijo representa un enorme trabajo para los padres, y éste afianza la sobrevaloración que tienen los padres hacia sus hijos.
Es decir, tus papás te sobrevaloran.
Dan también menciona que hay dos direcciones en este efecto:
Por un lado, a ti cómo productor puede cegarte y hacerte creer que tu producto es mejor de lo que es, y todo lo negativo que esto podría causar.
Por otro lado, estar consciente de efecto te ayudará a encontrar formas en las que hagas que tus clientes se adueñen de tu producto y lo hagan suyo. Esto hará que tu producto adquiera mucho más valor ante sus ojos.