1. Haz que otros piensen que es su idea:
¿Alguna vez te ha pasado que alguien te cuenta algo y, unas semanas después, tú le mencionas esa historia, cómo si fuera tu idea?
Esto es completamente normal y es una de las formas más poderosas de hacer que los demás se sumen a tu causa.
Según Uri Hasson de Princeton, una historia es la única forma de activar partes en el cerebro para que el oyente convierta la historia en su propia idea y experiencia.
La próxima vez que tenga problemas para lograr que las personas participen en tus proyectos e ideas, simplemente cuéntales una historia, donde el desenlace sea lo que tú tenías en mente.
2. Escribe de manera más persuasiva: cuenta tus historias o las de algún experto.
Y quizá te preguntas, “pero, si estoy empezando, ¿qué historias puedo contar?”.
Todos tenemos alguna historia que contar.
Cuándo me metí de lleno al marketing pensaba que no tendría ninguna credibilidad. Había estado haciendo música por mucho tiempo y creía que no había relación alguna.
Al poco tiempo, me di cuenta que estaba equivocado.
Durante mi carrera musical aprendí varias cosas de marketing, ventas, de cómo hablar frente a un escenario, etc. y también hice una lista de todas las cosas en las que me equivoqué.
Eso es conocimiento.
Eso me dio una narrativa que podía usar para atraer clientes en un nuevos sectores.
Y si de plano no tienes ninguna historia, puedes hablar de la historia de algún experto, o figura de tu medio.
3. Las historias simples son más exitosas que las complicadas.
Cuando pensamos en historias, casi siempre pensamos que deben ser complejas y detalladas para ser interesantes.
En la práctica, cuánto más simple sea la historia, más probabilidades habrá de que se recuerde.
La mejor forma de activar las regiones del cerebro que nos hacen relacionarnos con la situación y los sucesos de una historia es usar un lenguaje simple y poco complejo.
Trata de reducir el número de adjetivos o sustantivos complicados y cámbialos por un lenguaje más simple.